domingo, 9 de octubre de 2011


¿Si una persona es homosexual y se arrepiente y acepta a Dios, esta persona, tiene cabida en el reino de los cielos?  ¿Dios lo cambiará de su orientación?  
 ¿Qué dice la biblia? 
                               Por J.Trujillo




Todo pecador, no importando cual sea su pecado, si se arrepiente y pone su fe en Jesucristo para salvación, tiene cabida en el reino de los cielos.  La homosexualidad tanto en el hombre como en la mujer (lesbianismo) es un pecado condenado por Dios en las Sagradas Escrituras y como tal, todo homosexual que se arrepiente de ese pecado y recibe a Jesucristo, tiene parte en el reino de los cielos.  
¿Qué es arrepentimiento?  
Es bueno entender que es realmente el arrepentimiento según la Biblia, para esto miraremos lo que nos explica la biblia sobre el asunto. El diccionario bíblico Easton lo dice lo resume de la siguiente manera:  
Hay tres palabras Griegas usadas en el Nuevo Testamento que denotan arrepentimiento.
(1)  El verbo metamelomai es usado para un cambio de mente, tal como el que produce pesar, o hasta remordimiento por cuenta del pecado, pero no necesariamente muestra un cambio de corazón. Esta palabra es usada con referencia al arrepentimiento de Judas (Mateo 27:3).
(2)  Metanoeo, significa cambiar de mente y propósito, como un resultado después de tener conocimiento.
(3)  Este verbo, con la palabra semejante metanoia, es usado para referirse al verdadero arrepentimiento, un cambio de mente y propósito de vida, a lo cual se promete remisión de pecados.
El arrepentimiento evangélico consiste de (1) un verdadero sentimiento de culpa y pecaminosidad propia; (2) un entendimiento de la misericordia de Dios en Cristo; (3) un odio real por el pecado (Sal._119:128Job_42:5Job_42:6;2 Co_7:10) y un tornarse del pecado hacia Dios; y (4) un empeño persistente hacia una vida santa andando con Dios en el camino de sus mandamientos.
El verdadero penitente es consciente de culpa (Sal._51:4,9),  de contaminación  (Sal._51:5Psa_51:7,10), y de impotencia (Sal._51:11Psa_109:21Psa_109:22). Por eso, se conoce a sí mismo tal como Dios siempre lo ha visto y se declara a sí mismo como tal. Pero el arrepentimiento no solamente  encierra tal sentido de pecado, sino que también es una apreciación de la misericordia, sin la cual no puede haber verdadero arrepentimiento (Sal. 51:1;130:4.)
Como bien vemos, el arrepentimiento es más que dolor, pesar o remordimiento por el pecado cometido.  El verdadero arrepentimiento es un cambio total de mente que lleva la persona a buscar a Dios y su misericordia, y la Biblia también nos dice que ese verdadero arrepentimiento es un don de Dios a los hombres.
¿Qué dice la Biblia sobre la homosexualidad?
A menudo oímos decir de las personas homosexuales que ellos son en realidad del sexo opuesto pero   que están atrapadas en el cuerpo equivocado, que nacieron así o que existe un ‘gene homosexual’ que los hace ser así.  En realidad, la Biblia no nos presenta la homosexualidad como algo innato sino algo adquirido y en algunos casos puede ser parte de la misma ira de Dios sobre los que continúan en sus perversiones sin arrepentirse de sus pecados.  La Biblia enseña que la homosexualidad, como todo otro pecado es “una elección” personal y el homosexual debe llegar a comprenderlo como tal si desea ser libre.  Esa elección viene como producto de una identidad sexual confundida (a veces inconscientemente) o una perversión intencional (conscientemente). Sea como sea, la Biblia condena el homosexualismo como pecado y lo llama “pasión vergonzosa”, “anti-natural”:
Romanos 1:26-28 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza; y así también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros, cometiendo cosas nefandas hombres con hombres, recibiendo en sí mismos la recompensa que convino a su extravío. 28 Y como no les pareció retener a Dios en su conocimiento, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer lo que no conviene;
El pecado del homosexualismo no es nuevo, desde las páginas del Antiguo Testamento Dios habla en contra de esta práctica pecaminosa juntamente con todo tipo de pecado, pero es uno de los pocos pecados que son categorizados como “abominación”. Todos conocemos la historia de cómo Dios destruyó a Sodoma y Gomorra a causa de sus pecados los cuales incluían el homosexualismo (Gen. 6), por eso los que practican el homosexualismo son conocidos como ‘sodomitas’.  También tenemos la manera en que la ley de Dios dada a Moisés contenía mandamientos en contra de la práctica del homosexualismo:
Levítico 18:22 No te echarás con varón como con mujer; es abominación.
Levítico 20:13 Si alguno se acuesta con varón como los que se acuestan con mujer, los dos han cometido abominación; ciertamente han de morir. Su culpa de sangre sea sobre ellos.
Deuteronomio 23:17 No habrá ramera de las hijas de Israel, ni habrá sodomita de los hijos de Israel.
Aun así, con todo y mandamiento, la práctica del homosexualismo, que es una perversión sexual que Dios aborrece, existió dentro del pueblo y tuvo que ser tratada severamente. (1 Reyes 14:24; 1 Reyes 15:12; 1 Reyes 22:46; 2 Reyes 23:7; 1 Timoteo 1:10.)
Aunque algunos grupos “religiosos” proponen lo contrario, como cristianos que verdaderamente creemos lo que dicen las Escrituras y deseamos agradar a Dios, debemos ver la homosexualidad como lo ve la Biblia, eso es, como algo pecaminoso que va en contra de la naturaleza y del diseño del creador quien creó a un hombre y una mujer y condena toda relación sexual fuera del matrimonio heterosexual legitimo.  Pero también entendemos que como todos los pecadores, los homosexuales necesitan el perdón y la redención de Dios por medio de Cristo y por eso, oramos por ellos y deseamos que se conviertan (arrepientan) de todo corazón hacia Dios, se aparten del pecado y que cambien su estilo de vida por uno que verdaderamente agrade a Dios y sea consistente con la verdadera vida cristiana.
¿Cambia Dios al homosexual?
La Biblia dice que los creyentes, son “nueva criatura” (2 Corintios 5:17).  Toda persona que se arrepiente de corazón y pone su confianza (cree) en Jesucristo, recibe la plenitud del Espíritu Santo.  Es el Espíritu Santo mismo quien comienza una obra transformadora que trae un continuo alejamiento del pecado y un acercamiento hacia Dios.  Eso significa que el que mentía, ahora comprende que no debe mentir y se aleja de la mentira, el que robaba, deja de robar, el que adulteraba, se aparta del adulterio y el que practicaba la homosexualidad se aleja de esa vida de pecado.  Pero esa transformación en la mente y la voluntad de las personas podrán sufrir ataques de la carne.  La persona se puede ver de nuevo bajo deseos pecaminosos, aun cuando en su mente y corazón desea servir a Dios.  Es en este punto donde la Biblia nos llama a estar firmes y no presentar nuestros miembros (nuestro cuerpo) como instrumentos para el pecado.
Sin embargo, cuando la persona viene a Cristo verdaderamente arrepentido, en el camino de santificación, deja atrás este pecado:
1 Corintios 6:9-12 ¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, 10  ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero fuisteis justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios. 12  Todas las cosas me son lícitas, pero no todas son de provecho. Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna.

El Apóstol Pablo dice que los que practican todo ese tipo de pecados no heredaran el reino de Dios, pero pone en contraste que “algunos” en la iglesia de Corintios “eran” (tiempo pasado) homosexuales, pero ahora (tiempo presente) una vez en Cristo, ya no lo son porque habían sido lavados, santificados, justificados y cambiados por medio del Espíritu Santo de Dios.  Son muchas las personas que han salido de la vida homosexual y han hecho vidas rectas delante de Dios, por lo tanto, creemos firmemente que ‘SÍ’ posible la transformación del homosexual y la participación con los santos en las bendiciones de esta vida y el reino eterno.

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