“En la fe cristiana, todo lo que es nuevo,
no es verdad,
y todo lo que es verdad,
no es nuevo.”
(Juan Wesley, 1703-1791)
La apostasía en La Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos, se caracteriza por lo siguiente:
Uno: El abandono de la fe, a fin de seguir lo que el mundo ofrece. El apóstol Pablo dijo de Demas: “Porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido…” (2 Timoteo 4:10). Por lo tanto, la apostasía es un abandono intencional de la fe cristiana, por considerar que el mundo con sus atractivos es superior. El apóstata hace una comparación entre la Iglesia y el mundo, Cristo y el diablo, el cielo y el infierno, la santidad y el placer, y se decide por el mundo, el diablo, el infierno y el placer. Este fue el caso no sólo de Demas, sino de Israel en el Antiguo Testamento con sus muchas apostasías.
Dos: Por lo revuelta que se hace la fe cristiana con las costumbres, creencias y estilos que predominan en el mundo: es decir, es una mezcla de ambos para generar una religión híbrida. Este es el tipo de apostasía más peligroso. Etimológicamente, apostasía entre los antiguos griegos quería decir: “Salirse del camino, continuar caminando paralelamente al camino real pensando que se transita por él, pero arribando a un destino distinto.” “Apostasía” es un término alarmante
que los eruditos y hombres genuinos de Dios están sonando con sus trompetas para despertar a la iglesia..” Muchos transitan por un camino religioso, se divierten en él, se sienten realizados, son entretenidos con repertorios carentes de sentido y contenido bíblico, asisten a iglesias donde los pastores tienen la habilidad de hacer que todos se sientan bien con sus carismas y manipulaciones sicologicas. Pero, no transitan por el camino real que es Cristo, sino por el paralelo que les lleva a un destino de condenación.
Las evidencias de que la iglesia cruza por un momento de clara apostasía son muchas, entre ellas:
La vida frívola de los cristianos.
La insensibilidad hacia la santidad de Dios.
La naturalidad con que se practica el pecado.
La introducción en la iglesia de cuanto estilo de adoración extravagante y ridículo que va surgiendo.
El desprecio declarado hacia la sana doctrina.
Desprecio a la instrucción. De ahí, la eliminación del estudio biblico.
La marcada indiferencia hacia la Palabra de Dios.
El materialismo de las iglesias, ministros y miembros.
Las competencias para ver quién tiene la iglesia más grande.
El número alarmante de ministros que caen en adulterio, que se divorcian, y que siguen inamovibles en sus púlpitos.
El concepto tan bajo que el mundo secular tiene de las iglesias, de los ministros y de los cristianos.
Los estilos de adoración sensuales de parte de músicos, vocalistas y cantantes nómadas.
El protagonismo y señorío que muchos pastores tienen sobre las iglesias.
El nepotismo que hace de las iglesias una empresa familiar.
La facilidad con que las personas se hacen cristianas, se bautizan y se hacen miembros de las iglesias.
La sustitución de la Biblia por la psicología.
La politiquería, el caciquismo pueblerino, el apadrinamiento, y la burocracia que distinguen a tantas personas que ostentan cargos eclesiásticos. Quien tenga verdaderamente sensibilidad y discernimiento del Espíritu Santo sabe perfectamente bien que esta es la realidad de la iglesia contemporánea. Lo que nos corresponde hacer, es lo que dice la Biblia:
Humillarnos
Arrepentirnos de todo corazón
Regresar a la Biblia
Abandonar todo lo que no se encuentra en la Biblia
Procurar ser como la iglesia del libro de Los Hechos.
PARA PENSAR SERIAMENTE NO CREES?
DIOS TE BENDIGA