miércoles, 30 de marzo de 2011

Preocupaciones de La Iglesia por las personas que reciben un falso evangelio

Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.     
                                                                                                               Galatas 1:5-7                                                                                                              



Ray Comfort se ha referido a estas personas como personas que han sido “vacunadas contra el evangelio”. En su interesante libro “Lo que el diablo no quiere que sepas”, Comfort nos habla de esto:


“Oigamos ahora lo que dice el evangelio contemporáneo: “Vístase del Señor Jesucristo; él le dará amor, gozo, paz y satisfacción”. En otras palabras, él mejorará su vuelo. A manera de experimento, el pecador se viste del Salvador para ver si estas cosas son ciertas. ¿Qué obtiene el pecador? Tentación, tribulación y persecución. Se le prometió paz, gozo y satisfacción, pero solo ha obtenido pruebas y humillación. Su amargura va dirigida contra los que le dieron el mensaje de las “buenas noticias”. Su última condición es peor que la primera. ¡Es otro descarriado amargado que ha sido vacunado contra el evangelio!”


Michael Horton afirma también:


“Mi preocupación no es que Dios sea tratado tan a la ligera en la cultura norteamericana, sino que Él no es tomado seriamente en nuestra fe y práctica....Por lo tanto, lo que nos está matando lentamente no es la herejía, sino las tonterías. Dios no es negado, pero es trivializado –usado para nuestros propios programas en lugar de ser recibido, adorado y disfrutado...Cristo ha sido vestido con los uniformes de un ejecutivo CEO, de manager, de guerrero cultural, de revolucionario político, de filósofo, de copiloto, de compañero de sufrimiento, de ejemplo moral y de un socio que nos va a ayudar a lograr nuestros propios sueños. Pero en todas estas cosas, ¿estamos reduciendo al Protagonista principal en el drama de redención a un mero accesorio para nuestro propio drama?”

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