domingo, 31 de julio de 2011

¿AMOR INCONDICIONAL DE DIOS?


Es muy fácil hoy en dia escuchar  acerca del amor incondicional de Jesús, “QUE ES DIOS”, presentándolo como una empatía de parte de El hacia el ser humano caído en pecado, o como una actitud de simpatía sin ninguna expectativa de cambio, como aceptando el continuo transitar del hombre sin tener en cuenta lo que Dios manda, o mejor dicho como haciendo de Dios o de Jesús, QUE ES DIOS, un satélite alrededor de las personas para facilitar el acceso a lo que ellos en su estado de pecado consideran  éxito, como si el deseo de Dios  en primera medida, fuese dar cumplimiento a todos sus sueños y deseos. En cierta oportunidad el Hno. John Mac Arthur refería con razón que Dios no es el genio en la botellita de nadie, pero debemos decir que el amor de Dios por las personas es diferente. Él no las mira aprobándolas con benignidad. Dios las ama demasiado como para amarlas con amor incondicional. El amor de Dios es superior, es para obrar cambios, es para reprender y corregir el error, es para volver al camino, es para obedecer su mandato. En el evangelio se nos comunica arrepentíos y convertíos. Es mucho mas profundo que un simple amor incondicional sin exigencias, que un amor avalador del ser caído, que un amor sin responsabilidades a tener en cuenta; Jesus dijo: gozareis de mi amistad si hacéis lo que yo os mando, y Jesús es Dios, es como si dijésemos que somos amigos de Jesus si hacemos lo que Dios nos manda.
El Señor se preocupa, y a Él le importa lo que nos sucede y lo que hacemos. El cuidado y la preocupación son intensos, complejos, específicos y personales. El amor incondicional no es tan grandioso ni apremiante. En comparación, es despreocupado, general e impersonal. El amor de Dios es mucho mejor que el incondicional. Dios es un ser activo. Decidió amar al ser humano cuando con toda razón podría haberlo condenado. Él participa en el proceso de amar. Él es misericordioso, no sencillamente tolerante. Aquél que aborrece el pecado va en busca de los pecadores, llamándolos por su nombre al arrepentimiento.
Dios está tan comprometido en perdonar y en cambiar a la persona, que envió a Jesús a morir por ella en la Cruz del Calvario. Él da la bienvenida a los pobres en espíritu. Dios es increíblemente paciente e implacablemente perseverante en la vida de sus hijos. El amor de Dios está lleno de sangre, sudor, lágrimas y clamor. Él sufrió por ellos. Él lucha por ellos, defendiendo al afligido. Los busca con poderosa ternura a fin de poder cambiarlos. Él es celoso, no indiferente. Su simpatía y empatía hablan claramente palabras de verdad para liberarlos del pecado y la desdicha. Él los disciplinará para demostrarles que los ama. Él vive en ellos y derrama su Espíritu en su corazón(NUEVO NACIMIENTO) a fin de que puedan conocerlo. El amor de Dios incluye odio: odio al pecado, ya sea pecado contra sus hijos o pecado de parte de ellos. El amor de Dios demanda que ellos respondan: que crean, confíen, obedezcan, agradezcan con corazón alegre, que se ocupen de su salvación con temor, que se deleiten en el Señor. El león de Judá al que se refiere la Biblia no es un león domado. De la misma manera, el amor del Señor por la niña de sus ojos no es un amor dócil, no es una técnica terapéutica. Y de alguna manera, cada hijo de Dios debe tener esa clase de amor hacia otros: "Andad en amor, como también Cristo nos amó" (Ef. 4:32-5:2). Tal amor es vigoroso y complejo. Amar de esa manera es difícil. Es distinto de: "A mis ojos, todo está bien; lo acepto porque es quien es, y porque acepto a los demás no lo juzgaré ni trataré de imponer mis valores en usted." El amor incondicional sustituye al león, rey de los animales, por un osito de peluche. Los ositos hacen sentir bien y no responden.
¿Debe el amor de Dios ser llamado incondicional, un término cuyo significado ha sido moldeado por la calma indiferente y despreocupada del psicoterapeuta profesional, cuyo principio es no imponer principios ni valores? ¿Qué palabras serán adecuadas para describir el amor de Dios que acepta de manera espectacular y que al mismo tiempo es obstinado, exigente y activo?
"El amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquél que murió y resucitó por ellos" (2 Co. 5:14 ss.). ¿Qué palabras serán suficientes para describir el amor de Dios, que es tanto un regalo para los impíos, como también una expectativa para una vida de piedad? ¿Un amor que acepta a cada uno como es, pero que lo transforma? ¿Un amor que acepta a las personas e incluye un programa de cambio para toda la vida? ¿Acaso se debe llamar "amor incondicional" a la clase de amor que tiene Dios y a lo que padres y consejeros temerosos de Dios deben hacer, hablar y para lo que tienen que servir de modelo?
Dios recibe a cada uno tal como es: pecador, sufriente, confundido. No hay que tratar de arreglar la vida para luego venir a Dios. Es necesario ir a Él. La gente habla de incondicional para hacer referencia a la invitación que hace Dios a personas toscas y hasta groseras, impuras, ya terminadas. Lo usan para vencer la desesperación de pensar que se es indigno y que lleva a no pedir la ayuda de Dios ni del pueblo de Dios. Me incomoda un poco la frase amor incondicional porque frecuentemente hace a un lado la realidad. Es compañera de las enseñanzas que le dicen a la gente: "Paz, paz," cuando, desde la perspectiva santa de Dios, no hay paz (Jr. 23:14,16 ss.). Si alguien recibe aceptación generalizada, no necesita arrepentimiento, simplemente la acepta. Lo llena sin hacer que se humille. Lo hace sentir tan bien consigo mismo que ni siquiera ve la necesidad de arrepentirse ni de deleitarse en la obra de Cristo. Hace que se sienta bien sin tener que enfrentarse a la angustia de Jesús en Getsemaní y en el Calvario. Es fácil y no demanda nada. No insiste en una transformación, y no la hace. Engaña en cuanto a Dios y en cuanto a la persona misma. La mayoría de la gente aspira a este amor incondicional, que contiene una gran dosis de este bagaje cultural.
La gente que habla de amor incondicional a menudo tiene buenas intenciones. Unos pocos usan las palabras con los viejos significados teológicos intactos. Muchos quieren que la gente se ame en forma incondicional. Otros quieren ayudar a aquellos que ven a Dios como el gran crítico, a quien, o bien sirven como si fueran esclavos, o de quien escapan porque nunca pueden servirle. Y no tengo dudas de que la frase ha sido de utilidad a algunos, a pesar de las riquezas que deja de lado o del bagaje que por lo general contiene. Pero hay buenas razones por las que la Biblia relata historias de eventos asombrosos;
 habla usando atractivas metáforas, y revela una detallada teología a fin de informar del amor de Dios. Se necesita algo mejor que amor incondicional. Se necesita la corona de espinas. Se necesita el toque de vida al hijo muerto de la viuda de Naín. Se necesita la promesa al ladrón arrepentido. Se necesita saber que "nunca te abandonaré ni te dejaré." Se necesita perdón. Se necesita un labrador, un pastor, un padre, un salvador. Se necesita ser como Aquél que nos ama. Se necesita el amor de Jesús, que es mucho mejor.

ES PARA PENSAR, NO CREES?  DIOS TE DENDIGA

Porciónes agregadas de del Journal of Biblical Counseling

miércoles, 27 de julio de 2011

SUGERENCIAS PRÁCTICAS PARA CRISTIANOS (cuando se congregan para reuniones de la asamblea)

"Dios ha de ser temido grandemente en la asamblea de los santos,
y debe ser tenido en reverencia por todos cuantos están a su alrededor."
Salmo 89:7  (Biblia Webster en Inglés)


La sana doctrina tiene un lugar importante en la vida de la iglesia del Dios viviente. Yo la considero, y considero la obediencia a ella, como fundamental para el feliz testimonio de la asamblea. Hay también una necesidad pastoral de declarar en términos sencillos algunos consejos prácticos acerca de cómo poner la verdad del Nuevo Testamento en práctica. A menudo encuentro una serie de patrones de comportamiento y actitudes que muestran que se ha pensado muy poco en la importancia y dignidad del privilegio de reunirse en asamblea al nombre del Señor. Un cliente entró recientemente en mi librería y me pidió que le fotocopiara un formulario para optar a un empleo en la Casa Real en el Palacio de Buckingham. La persona estaba tan orgullosa por el solo hecho de haber obtenido el formulario. Pero nosotros ya somos miembros de la familia de Dios y hay una conducta que nos es adecuada (1 Timoteo 3:15). [1]

[1] "… para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad."

Lo que sigue a continuación son algunas sugerencias prácticas que nos ayudaran a centrarnos en nuestro propósito y no el uno en el otro.

1. Tenga su corazón y mente preparados con pensamientos espirituales antes de que usted llegue a la reunión. Lea algunos himnos apropiados, lea un pasaje relevante de la Escritura, medite y ore antes de la reunión, sea ella para orar, adorar o de edificación.

2. Lo que usted vista incidirá en la atmósfera de la reunión. Usted se está encontrando con Dios. Usted adorará al Padre, estará en la presencia del Señor Jesús y será conducido por el Espíritu Santo. No use ropa de lujo para atraer la atención sobre usted mismo. Evite vistámonos con sencillez pero con decoro, evite el otro extremo de vestirse como si estuviese de camino a una fiesta playera o a trabajar en su jardín. Recuerde que usted no está allí para impresionar a los hombres, sino para honrar a Dios. Es cierto que no existe uniforme de cristiano pero si criterio espiritual en el hijo de Dios.
         3. Llegue a tiempo para la reunión: si de alguna manera es posible, tome su lugar en el salón de reunión algunos minutos antes de la hora de inicio indicada. Esto le dará unos pocos momentos para reflexionar acerca de su propósito para venir a la reunión.

4. Mientras espera que comience la reunión, un breve saludo a un amigo o a un extraño puede ser apropiado, pero evite entrar en una larga conversación acerca de asuntos no relacionados a la razón que usted tiene para reunirse.

5. No ocupe los asientos de atrás del salón de reunión - otros pueden estar en camino a la reunión y se han retrasado por alguna razón práctica. Quizás su hijo tuvo un incidente menor o el transporte se ha retrasado o un desconocido ha tenido cierta dificultad en encontrar el lugar de reunión. Deje que aquellos que participan y aportan en las reuniones se sienten adelante donde todos los oirán.

         6. Si usted llega tarde, entonces sería cortés entrar lo más silenciosamente posible e ir silenciosamente al asiento más cercano - sus hermanos ya han centrado su atención sobre cosas espirituales y esto puede ser perturbado fácilmente. Usted no deseará llamar la atención sobre sí mismo ni perturbar a los amigos en sus meditaciones.

7. Si usted ha llegado tarde no pida inmediatamente el himno que estaba pensando mientras venía a la reunión - puede que ya haya sido pedido, o puede estar en desacuerdo con lo que el Espíritu ya ha indicado. Una aportación carnal estropeará la reunión. Tome asiento silenciosamente y espere discernir cuál es el tema y asunto de la reunión antes de que usted tome parte.

8. Para las reuniones abiertas de la asamblea, sea para recordación, adoración, oración o ministerio son Para conducir al pueblo de Dios a su presencia, es importante que usted esté en comunión con el Señor y que sea justo y puro en su vida diaria. Sea guiado por el Espíritu y use su mente renovada cuando usted aporte.

9. Venga con su mente preparada para dar al Señor Su porción de parte de Su pueblo. Venga con asuntos sobre los cuales usted ha meditado. Es bueno leer una breve porción adecuada de la Palabra que elevará los corazones de los santos. La elección cuidadosa del himno correcto elevará el fluir de la alabanza. Pero recuerde que en la Cena del Señor, al leer la Palabra, nosotros estamos allí para ministrar a Dios y no a los hermanos, y cuando usted pide un himno conveniente, usted está utilizando las palabras de otro, es decir, de aquel que las escribió para ser cantadas. [2] Pero en una expresión de alabanza o acción de gracias al Señor, usted está utilizando sus propias palabras - utilizando lo que usted ha apreciado en comunión con Dios. [3]

[2] "¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?" (Juan 18:34).
[3] "Rebosa mi corazón palabra buena; dirijo al rey mi canto; mi lengua es pluma de escribiente muy ligero." (Salmo 45:1).

10. Así como es bueno comenzar a la hora - será bueno tener en mente que una reunión no tiene por qué ser prolongada indebidamente. Puede finalizar, también, a una hora prudente. Puede ser que los niños, las personas ancianas o impedidas físicamente no sean capaces de soportar reuniones extra largas. En muchos lugares una hora o una hora y media son habitualmente suficientes para ocuparse de los deberes de realizar una reunión.

11. Los hermanos tienen un deber delante del Señor de conducir las reuniones públicas de la asamblea. El silencio no es, en sí mismo, una cosa mala: puede haber silencio debido a que todos tienen un sentido de la presencia de Dios. El Señor está en el medio y esto trae un constreñimiento sobre los espíritus de todos. Otra razón para el silencio es que los hermanos no tienen nada que decir. Si los hermanos son reticentes a aportar a la reunión por esta razón, que las hermanas oren más. El silente servicio sacerdotal de las hermanas será aceptable al Señor y se cumplirá el propósito de la reunión.

12. Recuerden el carácter de la reunión - contribuyan apropiadamente:
·         El partimiento del pan es para recordación del Señor y adoración, no para orar por los enfermos o ausentes, ni tampoco para pedidos, venimos a Darnos al Señor, ya tendremos oportunidad para las otras cosas.
·      El tiempo de oración bien puede incluir un elemento elevador de alabanza pero venga usted ejercitado y preparado con algún conocimiento de las necesidades actuales que tienen que ver con los intereses del Señor. Un ejemplo tomado de la iglesia temprana está en Hechos 5.12 donde leemos que la iglesia hizo oración específica en la presencia de Dios con continuidad diligente.
·         Venga a la reunión de edificación ejercitado y contribuya con oracion y cantando alegres al Señor. Si usted está dotado para ministrar, prepárese con oración y espiritualmente para servir. Si hay hermanos de visita que son conocidos por su don, estará bien esperar en caso de que el Señor los haya enviado a ministrar a los santos con algún mensaje especial.

13. Los niños, en cualquier asamblea, son un adorno si la conducta de ellos es buena. Obviamente donde hay ovejas nosotros esperamos que hayan corderos, y donde hay corderos nosotros esperamos balidos - pero jamás se debe permitir que esto domine los procedimientos. Quizás un chupete pequeño, suave, silencioso se le podría permitir al infante, pero ¡no ciertamente una caja entera de juguetes! Nosotros no deberíamos decir jamás a la mente joven, «esta reunión y estas cosas no son para ti». En la medida que el joven crece en entendimiento, estimúlelo a participar en las reuniones con sus oídos y ojos. Su capacidad de concentración puede decaer en los períodos de silencio o durante sermones extendidos, pero cuando se pida un himno deje que ellos también canten. Y cuando se pronuncia una oración se les podría distraer de sus pensamientos personales para compartir en la adoración. A medida que crecen, ellos deben tener un cuaderno donde anotar himnos pedidos y pasajes leídos. Estas anotaciones serán, a su debido tiempo, elementos útiles de referencia y el niño, o la niña, aprenderá, después de su verdadera conversión, su lugar en la asamblea.

14. La colecta de dinero y recursos ha de ser un acontecimiento recurrente. En 1 Corintios 16, el pueblo del Señor tenía que poner aparte un monto conforme a lo que el Señor los había prosperado. [4] Al igual que en otra parte en el Nuevo Testamento, la ayuda mutua, o el compartir nuestros recursos, incumbe al pueblo de Dios. Los emprendimientos Cristianos deben ser mantenidos por Cristianos. Esto incluye la obra Misionera y el cuidado de los pobres, así como también las responsabilidades locales. El descuido de la responsabilidad semanal conducirá a la sequedad y a una posterior flaqueza de espíritu y a retornos disminuidos. Una generosidad feliz debería ser la marca de los santos y, a su tiempo, producirá fruto tanto aquí como en la eternidad. No espere hasta que la reunión haya comenzado para sacar su aporte para ponerlo en la caja o bolsa de la colecta, sino piense de qué manera el Señor le ha bendecido y le ha dado conforme a las riquezas que Su gracia le ha concedido. Prepare y planee su donación. Si hay hijos Cristianos, los padres deberían enseñarles también la generosidad.  

[4] "Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas." (1 Corintios 16:2).     

         15. Además, si usted sabe que un obrero en la viña del Señor está por llegar a la reunión          y usted desea encaminarlo proveyendo para su viaje, como es digno de Dios (3 Juan 6, 7,         8), no espere hasta que él haya llegado y escarbe su bolsillo por si encuentra una          pequeña moneda para darle a él o a ella. Más bien ponga aparte la suma de antemano          conforme al mandato del apóstol, "para que cuando yo vaya, no haya que hacer entonces         las colectas" (1 Corintios 16:2 - VM) de modo que todo sea decente y ordenado en          nuestra administración.
        
16. Los desconocidos en las reuniones necesitan especial atención y deben ser alentados y bienvenidos - alguna evaluación del estado espiritual de ellos ayudará para la mejor aplicación del cuidado y ayuda pastoral cuando sean necesarios. Si usted ve que una persona desconocida entra al salón de reunión, pregunte después su nombre y dónde vive. No deje esta tarea a los demás. Aquí está su oportunidad para mostrar hospitalidad (3 Juan 5). La hospitalidad es un deber ineludible del pueblo de Dios. De nada sirve orar por el bienestar espiritual de las almas si usted no considera también sus necesidades temporales. [5] Nunca caiga en la costumbre de evitar el maravilloso servicio de la hospitalidad doméstica. [6] Dios lo aprueba y respalda a aquel que está habituado a tal gentileza como un verdadero pastor de Su pueblo.

[5] "y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?" (Santiago 2:16).
[6] La siguiente selección de versículos es un testimonio adecuado de esto: "contribuyendo para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad." (Romanos 12:13 - BTX); "Es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar." (1 Timoteo 3:2); "sino hospitalario, amante de lo bueno, prudente, justo, santo, dueño de sí mismo." (Tito 1:8 - BTX); "Sed hospitalarios los unos para con los otros, sin murmuración." (1 Pedro 4:9 - BTX).  

17. Si usted se ve legítimamente impedido de asistir a las reuniones, muestre a sus amigos su preocupación por ellos. Llámelos por teléfono y averigüe cómo se desarrolló la reunión y cómo están ellos. Si uno se ausenta y no hay explicación, averigüe y vaya a visitar a aquellos que están enfermos o en necesidad de un refrigerio (alivio o consuelo en cualquier apuro, incomodidad o pena) o de alguna clase de ayuda. Diga a sus hermanos que ellos pueden orar por usted mientras va a ver al ausente.

18. Hay muchos otros problemas prácticos que surgen en la vida de asamblea además de los expuestos aquí. Pero finalmente, "Hágase todo para edificación." (1 Corintios 14:26).

E. N. Cross

Traducido del Inglés por: B.R.C.O. - Octubre 2010.-

miércoles, 20 de julio de 2011

LA DESCONSTRUCCION DE LAS SANTAS ESCRITURAS



La visión del mundo dentro de este movimiento es definitivamente postmodernista. Dentro del postmodernismo la verdad es tomada bajo sospecha. La preocupación de la iglesia emergente es presentar un cristianismo que la cultura postmoderna pueda entender en otras palabras es querer cristianizar la cultura, si en realidad ese fuera el objetivo del evangelio, el Señor después de resucitado tenia todas las condiciones para generar una activa revolución cultural, pero el mensaje de Dios a través del Señor, es que vino a llamar a pecadores al arrepentimiento y por su Gracia lo sigue haciendo hasta que se cumpla el numero de redimidos que forman su Esposa Amada su Iglesia y venga por ella antes que la Tierra conozca el juicio de Dios. Pero debido a que el postmodernismo rechaza la absoluta verdad, y a que el cristianismo dice ser la proclamación de la absoluta verdad, el enfrentamiento entre ambos no se hace esperar, y es inevitable.
Un ejemplo de esto lo vemos en la entrevista de Christianity Today a Rob Bell y su esposa, quienes dicen, “descubrimos que la Biblia es un producto humano.” Pero entonces como saben los postmodernistas en que creer, si rechazan toda verdad. Las Escrituras para los emergentes son apreciadas por su misterio y no por su verdad. No aceptan la verdad que ha sido pasada de generación en generación, como dice Judas,
“Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” Judas 3
Con respecto al deconstruccionismo, los postmodernistas aseguran que nadie puede estar seguro de la correcta interpretación de un texto. Lo que importa no es lo que el autor dijo, sino lo que el lector o el espectador experimentan. El deconstruccionismo le quita el significado a las palabras y las redefine de acuerdo a la preferencia del lector. Hay traducciones en biblias modernas que utilizan traducciones de un griego dinámico o parafraseado y no textual como el texto receptus. esto también va dando sus aportes a esta desconstrucción escritural la que deberiamos cuidar pues si ellas son adulteradas que les queda a las futuras generaciones
Como funciona esto dentro del movimiento emergente? Pues para ser consistentes con las filosofías postmodernistas, deben desechar los dogmas verdaderos, es decir, doctrinas. Deben purgar a la iglesia de un evangelio exclusivo, una Biblia autoritativa y de las doctrinas molestas como el infierno, el pecado original, el nuevo nacimiento, la santidad de vida, etc. Esto es lo que está sucediendo en este momento. Qué ponen en lugar de esto? De acuerdo al pensamiento postmodernista: misterio y preguntas. Debido a que las Escrituras han sido desconstruídas, todo lo que queda es el relativismo

ENTENDIENDO LA REALIDAD QUE NOS TOCA VIVIR COMO IGLESIA DE CRISTO



La historia humana se caracteriza por el surgir de importantes cambios que afectan la idiosincrasia de las grandes civilizaciones. Estos cambios son el producto de ideas y conceptos que se van propagando de individuo a individuo y de nación a nación, hasta ser una influencia mayor en la cosmovisión de toda una época. También son el resultado de eventos significativos que cambian para siempre la manera de ver las cosas.
Los sociólogos, quienes analizan estos cambios y el comportamiento de los diversos grupos sociales, han afirmado que el mundo occidental está experimentando un cambio en su cosmovisión el cual han llamado el postmodernismo. Más que un movimiento que envuelve a los intelectuales y académicos, el postmodernismo en la actualidad ha logrado asentarse en la sociedad occidental de tal forma que hoy por hoy es la manera de pensar más común entre las nuevas generaciones.
¿Y qué es postmodernismo? Representa una apertura a todo tipo de idea y creencia sin el freno de la razón. Es una tolerancia que rechaza todo tipo de valores absolutos. El término postmodernismo significa posterior o tras el modernismo. Y eso es lo que este movimiento resulta ser: una reacción opuesta a una forma de pensamiento mayormente racionalista y empírica que ha dominado al mundo por muchos siglos. De manera que no podemos entender el postmodernismo sin primero echar una ojeada a todo lo que representó el modernismo.

La época moderna o modernismo surgió cerca de los finales del siglo XVI y XVII debido a tres acontecimientos sumamente importantes:
• El descubrimiento de América
• El renacimiento
• La Reforma Protestante

El modernismo surgió en el mundo como una reacción al oscurantismo y atraso que representó la Edad Media en el mundo. Durante el medievo, todas las artes, las ciencias, la filosofía y las diversas disciplinas del saber estuvieron bajo el estricto control y supervisión de la Iglesia Católica. Las grandes bibliotecas y las colecciones de los clásicos de la antigüedad se hallaron por mucho tiempo escondidos del pueblo común. Los monasterios y las abadías se convirtieron en guardianes de toda esa vasta colección de clásicos del mundo antiguo, incluyendo la misma Biblia. El renacimiento surge en Europa como una llama que va contagiando a otras naciones. Comienza a manifestarse un marcado interés por todo lo clásico griego y romano. Los viajes de navegantes y aventureros como Marco Polo, quien llegó hasta la China y relató sus experiencias en dichas travesías, comienzan a despertar en Europa un tremendo interés por esas culturas que estuvieron fuera del alcance del poder de la Iglesia Católica.
El descubrimiento del Nuevo Mundo a su vez, creó en los europeos un deseo por explorar y aventurarse en las tierras recién descubiertas. Esto fue poco a poco rompiendo con el inmovilismo y el conformismo del medievo. Finalmente la Reforma Protestante del siglo XVI significó, entre otras cosas, el fin del dominio casi absoluto de Roma sobre la política de los estados europeos, sobre las ciencias, las artes y la cultura. En el ámbito político el modernismo trajo el nacimiento del estado moderno y su sistema republicano. Surgieron los llamados filósofos de la ilustración como Rouseau, Voltaire y Montesquieu, quienes trajeron ideas completamente revolucionarias para aquél entonces. El antiguo concepto del derecho divino de los reyes para ejercer el poder absoluto sobre la vida y destino de sus súbditos fue cuestionado por la ilustración. Comenzó a propagarse la idea de que el poder debía provenir del pueblo, y era el pueblo mismo quien daba autoridad a los gobernantes por medio del sufragio. Dos grandes revoluciones encendieron la chispa de estas nuevas ideas: la revolución americana en 1776 y la revolución francesa en 1789. La ilustración formuló los ideales de la igualdad de todos los hombres que fueron creados libres. Como parte de este movimiento de desarrolló lo que se llamó el “culto a la diosa razón”. El modernismo rechazó las antiguas ideas religiosas y abrazó el racionalismo y el empirismo como su nueva religión.
La fe del modernismo fue una basada en el potencial humano, en el estado moderno, en la ciencia y en la tecnología. Ya no era necesario explicar la creación y el origen de la vida en términos bíblicos porque ahora la ciencia y la razón contestarían las grandes interrogantes del ser humano. En el siglo XVIII y XIX comenzó a desarrollarse lo que se llamaría la Revolución Industrial. Durante estos años el avance científico y tecnológico en comparación con los siglos anteriores fue extraordinario. El mundo occidental fue pasando de una economía mayormente agraria, a la manufactura, la industria y la producción. Surgió una nueva clase llamada la burguesía, que estaría compuesta por los grandes comerciantes y empresarios. El capitalismo como filosofía económica alcanzó gran aceptación entre las naciones de occidente. Llegó el momento, ante tantos adelantos tecnológicos y científicos, que muchos comenzaron a decir que la religión pronto desaparecería. La ciencia y la razón lograrían crear un mundo mejor, acabarían con las enfermedades, la miseria, y los grandes problemas del hombre y todos los misterios de la vida serían explicados.
Muchos auguraron que ya no sería necesario creer en Dios porque el hombre con su inteligencia llegaría a suplir todas sus necesidades. Pero entró la civilización occidental en el siglo XX y las cosas comenzaron a salir mal. Llegó la primera gran guerra de 1914: la Primera Guerra Mundial. A diferencia de otras guerras en la historia, en ésta se demostró que la ciencia y la tecnología, en lugar de llenar las necesidades del ser humano, también sirvieron para matar y destruir. El mundo se vio envuelto en una terrible guerra que se extendió más allá de las fronteras de una región específica. Posteriormente otra guerra aún más terrible que la primera golpeó más fuertemente todavía el gran sueño modernista: la Segunda Guerra Mundial. El modernismo produjo ideologías socio-políticas como el fascismo y el marxismo. Adolfo Hitler empleó científicos para idear armas terribles de destrucción masiva. Los Estados Unidos también empleó a científicos y técnicos quienes crearon el arma más terrible y devastadora: la bomba atómica. El lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima y posteriormente en Nagasaki probó que el hombre realmente estaba muy lejos de lograr toda su felicidad y erradicar sus problemas.
La gran frustración
La búsqueda del saber, la tecnología, la razón y la ciencia dejaron un vacío en el espíritu del hombre. La industrialización trajo la contaminación y la destrucción acelerada de los recursos naturales. El capitalismo hizo a los ricos más ricos y a los pobres aún más pobres. El socialismo tampoco llenó las necesidades del ser humano, y también se convirtió en una nueva dictadura. La medicina logró hallar la cura de muchas enfermedades, pero a la misma vez surgieron nuevas versiones de virus y bacterias resistentes a los antibióticos y las vacunas que se habían inventado. Finalmente la guerra de Korea y la de Vietnam crearon una oleada de protestas y comenzó a sentirse un profundo descontento ante el ya claro fracaso de la utopía modernista. El hombre del siglo XX resultó ser aún más infeliz e insatisfecho que en el pasado.
Esta creciente frustración terminó por traducirse en una reacción contraria. Filósofos como Nietzsche, Sartre, Albert Camus, y otros, comenzaron a promulgar las ideas del existencialismo y el nihilismo, filosofías que fueron preparando el camino para el postmodernismo. El concepto de que no hay verdad, porque todo es la verdad y a la vez, nada es la verdad. Lo que para el hombre moderno fueron ideales y verdades absolutas, para el postmodernismo son valores relativos y situacionales. Se perdió la fe en las instituciones, en el estado, en los grandes ideales y surgió una nueva fe en el yo, en el individuo. Una mentalidad de sacrificio por el colectivo fue reemplazada por una mentalidad de no-sacrificio por nada. El hombre postmoderno se tornó totalmente indiferente ante la vida. En lugar de luchar por los ideales y los grandes paradigmas, el postmodernismo decidió no pensar en los problemas, no buscar solución sino vivir el momento. El placer y el hedonismo se convirtieron en los dos grandes pilares de la postmodernidad.
La penetración social del postmodernismo ha sido efectivamente asombrosa. Se ha generalizado la idea de que todo es relativo. Cada grupo cultural, religioso o político vive, según el postmodernismo, en su propia realidad. La verdad es totalmente subjetiva, y no hay manera de establecer verdad objetiva y absoluta alguna. De modo que el postmodernismo ha adoptado una actitud de tolerancia y sincretismo ante toda idea o concepto. Los educadores postmodernos, por ejemplo, enseñan que cada vez que una persona afirma tener posesión de la verdad (especialmente la verdad religiosa), termina reprimiendo y descartando a todos los que no están de acuerdo. Por ende, el postmodernismo proclama a los cuatro vientos que la verdad ha muerto, no existe. Cada cual fabrica su propia “verdad” según el cristal con que mira las cosas, y nadie puede cuestionar ni poner en tela de juicio su verdad.
El postmodernismo entra a la iglesia
Como era de esperarse, el postmodernismo también ha estado influyendo en la iglesia cristiana, No es desconocido el hecho de que la iglesia no está inmune a las influencias de la sociedad en que interactúa. El postmodernismo evangélico ha producido un nuevo sistema de fe muy semejante a su homólogo secular. Un sistema en el cual los valores absolutos, la doctrina, las grandes verdades de la Escritura que otrora fueran los pilares del cristianismo clásico, son abandonados por el culto a la experiencia personal y a la fe individual. Anteriormente el modernismo, en su afán por lo científico y lo racional, echó a un lado todo lo relacionado con lo espiritual y sobrenatural. El postmodernismo ha hecho todo lo contrario. Su lema es: hay que creer en algo, no importa lo que sea. El modernismo produjo una iglesia seca que descartó todo lo sobrenatural, un “cristianismo” que terminó negando los milagros, la resurrección de Cristo y el relato de la creación. Surgieron iglesias y seminarios que se volvieron centros de enseñanza humanística. En ellos se negó la inerrancia de las Escrituras y la historicidad de los relatos bíblicos. Las iglesias que abrazaron el modernismo se tornaron liberales y áridas, sin emociones ni experiencias.
La misma reacción que ocurrió en el ámbito secular, se repitió en lo religioso. La iglesia postmoderna representó el extremo opuesto. Una iglesia donde el pensar, analizar, estudiar, y presentar las verdades bíblicas ya no es lo primordial, sino sentir, experimentar y gozar. Una espiritualidad que, aunque podría parecer positiva para muchos, es tan peligrosa como el escepticismo modernista porque es una espiritualidad hedonista, fuera de la verdad bíblica. El postmodernismo dio a luz una iglesia diseñada para que las personas vengan a “sentirse bien”, a llenar sus necesidades particulares. Por lo tanto se caracteriza por ser una iglesia cuya predicación es “lite” o liviana, motivacional y sicológica. Una iglesia que no se preocupa mucho por tratar los temas del pecado, la culpabilidad del hombre, el castigo eterno, el juicio, la santidad o el arrepentimiento. Su tema favorito es la unción, el poder, los sueños, las revelaciones particulares, la experiencia, la prosperidad, la bendición y la risa. La visión de la iglesia como una establecida para proclamar el reino de Dios, ser baluarte de la verdad y alcanzar al mundo perdido, es cambiada por una especie de centro de consumo donde los feligreses vienen a “consumir” lo que se les ofrece. Surge entonces una iglesia diseñada para ser apetecible a las personas, emplear cualquier medio disponible para experimentar un crecimiento rápido.
El cristiano postmoderno estará más preocupado por sus asuntos particulares, su felicidad y bienestar personal, o su condición económica que por cualquier otra cosa. El sufrimiento por el evangelio, el sacrificio y la autonegación serán conceptos extraños y anacrónicos para él, porque habrá abrazado el evangelio “pare de sufrir”, cuyo mensaje central es: “sea hecha mi voluntad en el cielo como en la tierra”. Es el evangelio de la comodidad, el conformismo y el pragmatismo. Un “Dios” diseñado como una garantía contra problemas y adversidades. Que está ahí para servir al individuo y llenar todas sus necesidades particulares. Por eso la iglesia postmoderna irá cada vez más proyectándose hacia adentro, y no hacia afuera; hacia su microcosmos y no hacia su macrocosmos. Invertirá millones de dólares en talleres y congresos de adoración, de guerra espiritual o de finanzas, pero no le hará mucho caso a las necesidades de los misioneros y los cristianos de las otras naciones.
¿Cómo la iglesia debe enfrentar la postmodernidad?
Algunos eclesiólogos han sugerido que la iglesia bíblicamente orientada, o que pretende alcanzar al mundo perdido por medio del testimonio racional no funcionará en la era del postmodernismo. Afirman que la iglesia tiene que cambiar su enfoque para poder llegar a la gente de esta época. Sin embargo si sostenemos que el evangelio bíblico no llegará a la gente en un futuro cercano, estamos afirmando que nadie será alcanzado en realidad. Cualquier “evangelio” que pretenda alcanzar a las personas sin la exposición de la verdad, no puede ser llamado evangelio cristiano. Nuestro mensaje es único, no porque nos acerca a una mejor experiencia espiritual, sino porque es el verdadero mensaje. La iglesia no puede abandonar ni cambiar su mensaje para acomodarse a los cambios sociales y culturales. El argumento de que para alcanzar a los perdidos hay que hacerse griego a los griegos, y judíos para alcanzar a los judíos, no tiene que ver nada con cambiar el mensaje cristocéntrico. Una cosa es echar fuera los prejuicios culturales para que el evangelio llegue a una nación, como lo hizo Pablo, pero otra cosa es abandonar o cambiar la esencia del mensaje bíblico. Claro está, no estamos afirmando que los cristianos meramente ofrecen verdades objetivas cuando testifican. Demostrar el amor de Dios, vivir como Jesucristo, y experimentar el poder de Dios es extremadamente importante hoy. Pero todo esto debe suplementar e ilustrar la verdad del evangelio, jamás reemplazarla.
Quienes favorecen la sustitución de la exposición bíblica para lograr una mejor comunicación con la cultura postmoderna, ignoran también una gran verdad: el Espíritu Santo es el que convierte a las personas. Nadie se convierte porque encontró una iglesia en la cual se siente cómodo, sino porque ha sido quebrantado por el Espíritu cuando se le predicó el evangelio verdadero. El recibir el evangelio no es un asunto de técnicas de comunicación, sino de revelación especial. Cuando Jesús vino al mundo, enseñó y habló cosas que muchos no entendieron, pero aquellos a quienes le fue revelado, sí entendieron. La ceguera espiritual en el ser humano es tal que sólo la gracia y la misericordia de Dios puede abrir su entendimiento por medio de la obra regeneradora del Espíritu. Sin esa obra sobrenatural, no puede haber entendimiento, por más que uno se esfuerce.
Finalmente no podemos olvidar que el evangelio de Jesucristo nunca ha sido muy popular en la sociedad secular. No lo fue para el modernismo ateo, y tampoco lo será para el postmodernismo que se canta tolerante, pero no puede tolerar al cristianismo bíblico que afirma ser la verdadera fe. Es el precio que siempre hemos tenido que pagar, y tendremos que seguirlo pagando porque es mejor ser fiel a Dios, antes que a los hombres.
                                                                                                      René X. Pereira